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Seis estrategias de andamios didácticos para usar con tus alumnos

¿Qué es lo contrario de una enseñanza con andamios didácticos? Sería algo como lo que sigue: “Leed este artículo científico de nueve páginas, escribid un ensayo sobre el tema que trata, y entregadlo el miércoles”. Vaya…menudo salto. Sin red, ni paracaídas, ni nada.

Ninguna guía, saltar con el único sostén del aire.

Empecemos por hacer la diferencia entre proporcionar andamios didácticos y hacer atención diferenciada. Proporcionar andamios didácticos (Scaffolding) implica fragmentar el aprendizaje en piezas y procurar una herramienta, una estructura, con cada pieza. Cuando ofrecemos andamios de lectura, por ejemplo, deberíamos consultar el texto y comentar el vocabulario básico, o fragmentar el texto y leer y discutir a medida que avanzamos. Con la atención diferenciada, podríamos ofrecer a cada alumno un texto distinto, acortar o adaptar el texto para algún alumno, o pedir distintas tareas sobre el texto.

Para hablar claro, usar andamios didácticos (scaffolding) es lo que hacemos inicialmente con los alumnos, y quizás en segundo lugar puede ser necesario diferenciar para algunos alumnos modificando las tareas o haciendo adaptaciones particulares (un texto más accesible, o un proyecto alternativo).

Aún así, los andamios didácticos y las adaptaciones tienen algo en común. Para partir de donde están los alumnos y proporcionar los andamios necesarios, o adaptar la enseñanza, debes conocer la zona de desarrollo próximo (ZPD) individual y colectiva de tuts alumnos. (Como dice la investigadora educativa Eileen Rayond, “La ZDP es la distancia entre lo que los alumnos pueden hacer por sí mismos y el siguiente paso que puede ser promovido con la ayuda adecuada”.

Así que vamos a ver algunas estrategias de andamios didácticos que quizás no hemos probado todavía, o quizás usamos un día pero no hemos vuelto a usar, para recordar la ayuda que pueden suponer para e aprendizaje de los alumnos.

1. Mostrar y explicar

¿Cuántos de nosotros decimos que aprendemos mejor lo que vemos que lo que oímos? Modelar para los alumnos es un punto clave en andamios didácticos. ¿Has interrumpido alguna vez a alguien diciéndole “¿A ver cómo lo haces?” mientras está en medio de una explicación sobre cómo hacer algo? Siempre que tengas oportunidad, muestra o modela a los alumnos exactamente lo que se espera que hagan.

  • Prueba la dinámica de la pecera: un pequeño grupo en el centro de la clase, rodeado por el resto, empieza la actividad, modelando cómo se hace para el gran grupo.
  • Muestra siempre a los alumnos el resultado del proceso antes de que lo hagan. Si les pides un ensayo o un proyecto de indagación, deberías proporcionar un modelo junto con las orientaciones o la rúbrica.
  • Usa el pensamiento en voz alta, que the permite modelar el proceso de razonamiento en una tarea: ller un texto, resolver un problema, o diseñar un proyecto. Recuerda que las habilidades cognitivas de los niños y adolescentes están todavía en desarrollo, por lo que las oportunidades para desarrollar el pensamiento crítico son esenciales.

2. Apela a los conocimientos previos

Pide a los alumnos que compartan sus propias experiencias e ideas sobre el concepto a estudiar y haz que lo relacionen con sus propias vidas. Algunas veces puede que necesiten pistas o sugerencias, ayudándolos a establecer conexiones, pero lo cogerán enseguida.

Iniciar el aprendizaje desde los conocimientos previos de tus alumnos, y usarlos como marco par el desarrollo de la temática no sólo constituye un andamio didáctico, sino, simplemente, enseñar bien.

3. Ofrece tiempo para hablar

Todos necesitamos tiempo para procesar nuevas ideas e informaciones. También los alumnos. Necesitan tiempo para dar sentido y articular verbalmente su aprendizaje en el marco de una comunidad de aprendizaje comprometida con la misma experiencia. Como sabemos, las discusiones funcionan mejor si son guiadas, independientemente del nivel de madurez de los alumnos. Si no estás usando estrategias de Think-Pair-Share (pensar individualmente, discutir por parejas y poner en común en gran grupo) u otras estructuras de conversación estructurada, deberías empezar a incluir este tipo de estrategias regularmente.

4. Prepara el vocabulario

Algunas veces definido como “front-loading”, o pre-alimentación, se trata de una estrategia que los profesores no usamos suficientemente. Muchos de nosotros enviamos a nuestros alumnos en solitario hacia el agreste y fangoso camino de los “Textos complejos”, donde es fácil quedar atrapado en el vocabulario. Les enviamos poco preparados, y nos sorprendemos cuando a) pierden interés b) se hacen un lío c) se duermen.

Preparar el vocabulario no significa hacer que los alumnos copien definiciones del libro (sabemos qué ocurrirá: de nuevo, a, b y c).

En lugar de eso, introducir los términos de vocabulario en imágenes, y en contexto con cosas que ellos conocen y vinculadas a sus intereses. Usar analogías, metáforas, y invitar a los alumnos a crear un símbolo o un dibujo para cada palabra. Ofrece tiempo para dicutir las palabras (pequeño o gran grupo). Sólo después de eso deberían aparecer los diccionarios, y para comparar con las definiciones que han construido por sí mismos. Con esa docena de términos “pre-alimentados” los alumnos están listos para abordar los textos complejos.

5. Usa ayudas visuales

Organizadores gráficos, fotografías, esquemas,…pueden servir como andamios didácticos y ayudar al alumnado a representar sus ideas, organizar información y asumir conceptos como secuencias de causa y efecto.

Estos organizadores gráficos no deberían ser “el producto” o “la tarea”, sino convertirse en un andamio didáctico que ayude y estructure el pensamiento para que puedan aplicar los conceptos a otro contexto. Algunos alumnos serán capaces de sumergirse en una discusión, la escritura de un ensayo o construir hipótesis sin necesidad de usar un organizador gráfico, pero muchos de ellos sacan provecho de su uso para afrontar dificultades en la lectura o incorporación de informaciones nuevas. Considera los organizadores gráficos como las ruedecillas de la bici: son temporales y se pretende quitarlas.

6. Pausa, preguntar, pausa, revisar

Es un modo fantástico para comprobar la comprensión mientras el alumnado lee un texto difícil o aprende un nuevo concepto. Funciona así: se comparte una idea nueva. Pausa (dando tiempo para pensar), se formula una pregunta estratégica. Pausa. Por estratégica, se entiende una pregunta específica, estructuradora y no concluyente.

Las buenas preguntas no funcionan si no se da tiempo para las respuestas, así que resiste durante ese incómodo silencio. Mantén al alumnado activo en la escucha, preguntando a alguno de ellos que identifique el quid de la cuestión de lo que se acaba de discutir/descubrir/preguntar. Si la clase parece atascada por las preguntas, ofrece la oportunidad de discutir con el compañero.

Prueba algo nuevo

Con toda la diversidad que tenemos en las aulas, es necesario que el profesorado aprenda y experimente con nuevas estrategias y andamios didácticos. Digo a menudo al profesorado Vísteme despacio, que tengo prisa. Trabajar con andamios didácticos, en efecto, alarga los tiempos, pero resulta en mejores experiencias de aprendizaje, mucho más fructíferas para los que están implicados en ellas.

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Este texto es una adaptación y traducción al castellano del texto original “6 Scaffolding Strategies to Use With Your Students”, de Rebecca Alber, disponible en: http://www.edutopia.org/blog/scaffolding-lessons-six-strategies-rebecca-alber

Comparto este texto porque creo que contiene ideas interesantes y con el objetivo de colaborar a su difusión.

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